Umberto por Eco | Las mejores frases del genial escritor italiano
El escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, fallecido este viernes a los 84 años en su casa de Milán, Italia, fue una de las figuras más importantes de la cultura internacional no sólo por su obra literaria y ensayos, sino por su generosidad a la hora de obligar a pensar. Sus frases, disparadas tanto en libros como en entrevistas o discursos, estaban tan llenas de sabiduría como de sarcasmo, y el escritor no le escapaba a ningún tema: Eco hablaba de todo, cuando quería y como quería. A continuación, una arbitraria selección de algunas frases del genial Eco:
La maquinaria que permite producir un texto infinito con un número finito de elementos existe desde hace milenios: es el alfabeto.
La televisión se nos aparece como algo semejante a la energía nuclear. Ambas sólo pueden canalizarse a base de claras decisiones culturales y morales.
El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee.
Adoro a los gatos. Son de las pocas criaturas que no se dejan explotar por sus dueños.
Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera.
Los libros no están hechos para que uno crea en ellos, sino para ser sometidos a investigación. Cuando consideramos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué significa. (El nombre de la rosa)
Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración.
Los libros se respetan usándolos, no dejándolos en paz.
Si se trabaja bien no hay ningún tema que sea verdaderamente estúpido: trabajando bien se sacan conclusiones útiles incluso de un tema aparentemente remoto o periférico.
Creo que aquello en lo que nos convertimos depende de lo que nuestros padres nos enseñan en pequeños momentos, cuando no están intentando enseñarnos. Estamos hechos de pequeños fragmentos de sabiduría. (El péndulo de Foucault)
Hoy no salir en televisión es un signo de elegancia.
Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Entonces eran rápidamente silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles
Los objetos están semanticamente desgastados antes que su materialidad.
Nada consuela más al novelista que descubrir lecturas que no se le habían ocurrido y que los lectores le sugieren.
El verdadero héroe es héroe por error. Sueña con ser un cobarde honesto como todo el mundo.
No son las noticias las que hacen el periódico, sino el periódico el que hace las noticias y saber juntar cuatro noticias distintas significa proponerle al lector una quinta noticia.