Superpolémica en el primer Boca-River
“Por más amistoso que sea, un clásico hay que ganarlo”, dijo Rodrigo Mora, delantero de River tras el triunfo del equipo de Núñez sobre su eterno rival. Pero agregó “nos vamos con bronca por lo que sucedió”.
Las palabras del uruguayo resumen lo que, parece, se ha vuelto una costumbre en los superclásicos: patadas de más, expulsados, peleas, insultos y reclamos excesivos. Eso sí, del juego poco se habla.
Desde el inicio del partido se notó que la actitud de Boca fue la de ir a marcar la cancha, con un juego rudo y –por momentos- demás fuerte, para quedarse con el primer clásico del año. Sin embargo, esto le jugó en contra, ya que desde muy temprano los dirigidos por el Vasco Arruabarrena se quedaron con uno menos tras la expulsión de Silva a los 10’ del Primer Tiempo.
“Lo que pasó en clásicos anteriores, ya pasó. No se puede estar cada partido pensando en si éste me debe una o no. Hoy era un partido nuevo y por lo que pasó, no se puede hacer ningún análisis futbolístico”, dijo Agustín Orión, arquero del Xeneize para definir lo que fue el partido.
Tras el gol de Pisculichi de penal, luego de la insólita mano de Carlos Tévez, el partido comenzó a transformarse cada vez más en un campo de batalla en lugar de ser una cancha de fútbol.
El entretiempo, lejos de marcar el descanso, sirvió para caldear más las aguas. Esto se vio al comienzo de la segunda parte, cuando tuvo lugar una seguidilla de cruces y faltas fuertes entre ambos equipos, que derivó en un papelón por parte del árbitro Patricio Loustau: expulsados Gino Peruzzi y el Cata Díaz por Boca y Jonathan Maidana y Leonardo Pisculichi (ya siendo suplente).
La situación se agravó más luego de una pelea que involucró a los jugadores de ambos planteles.
Tal como se vio en los últimos enfrentamientos, el resultado del partido quedó lejos del análisis, porque la violencia y la falta de criterio ganaron una vez más.
