Los 25 años de Rayuela: un emblema de la cultura platense
*Por Gonzalo Vecchi
Corría el año 1990 cuando un grupo de amigos decidió arriesgarse ante un nuevo desafío que cambiaría sus vidas para siempre. Al principio la idea fue poner una librería infantil, con el objetivo de difundir nuevas lecturas y llegar a todos los chicos de la ciudad. Sin embargo, por consejo de las propias editoriales, el proyecto debió adaptarse hasta transformarse en una librería en general, especializada en literatura para niños.
Así nació Rayuela un 1° de febrero de 1991. Su nombre es en parte un homenaje a la memoria del gran escritor Julio Cortázar quien con sus escritos marcó a toda una generación que hoy sigue siendo amante de sus obras; y además, como una invitación constante a jugar, a recuperar esa maravillosa parte de nuestra infancia que todavía sigue guardada en nuestro interior y que necesita salir –por lo menos un momento- para cortar con las responsabilidades del mundo actual.
El lugar elegido para su nacimiento fue en la vieja esquina de avenida 44 y Plaza Italia, en un espacio acogedor donde podía encontrarse una enorme variedad de géneros literarios para el deleite de todos los platenses. Durante sus primeros años de vida, la librería tuvo un parecido desde lo estructural y el modo de relacionarse con la gente muy similar a “La tienda de la esquina”, aquél pequeño comercio atendido por Meg Ryan en la película de 1998, “Tienes un E-mail”.
“Nos habíamos transformado en un punto de encuentro familiar y cultural para la ciudad. En esa época el cartero pasaba y se quedaba tomando mates y charlando con nosotros”, dice María Rosa Bordagaray, una de las fundadoras y dueña de Rayuela. “Nuestro crecimiento se dio gracias a la relación afectiva que tenemos con la gente, sobre todos los niños. Los libros tienen el mismo precio en todos lados, por eso nuestro valor agregado es la humanización de la atención, para acercarnos a los clientes y que estos se lleven lo que están buscando”, agrega.
Si hay algo que distingue a Rayuela del resto de las librerías de La Plata, es que nunca apostó por la publicidad en medios gráficos, radiales o televisivos. El trabajo a pulmón fue la herramienta para lograr crecer e instalarse en la ciudad como una de las más importantes difusoras de la cultura.
En sus comienzos, fueron los propios dueños quienes tuvieron que motorizar la llegada a la gente. Para eso, optaron por montar ferias de libros escolares, donde por unos días se quedaban junto a los chicos de las diferentes escuelas de la ciudad, para leerles poesías, cuentos y de esa forma, invitarlos a compartir juntos un mundo soñado a partir de la imaginación.
La respuesta del público fue mayor de la esperada: los padres estaban muy agradecidos por introducir a sus hijos en el mundo de la literatura y los docentes comenzaron a utilizar a Rayuela como el lugar al que había que ir en búsqueda de material para los chicos.
El crecimiento fue tal, que para 1997, es decir a penas seis años después de su inauguración, cada platense sabía que Rayuela era un sinónimo de afecto, cultura y juego.
El éxito fue tan grande que al tiempo la librería pudo abrir un segundo local a metros del primero, sobre Plaza Italia y diagonal 74, llamado Rayuela Arte y Café, un espacio destinado por completo al mundo de la cultura y las charlas literarias. Sin embargo, la crisis económica que nuestro país atravesó en 2001 y 2002 obligó a cerrarlo por no poder solventar los altos costos que generaba mantener un alquiler a precio dólar.
Pero, para sorpresa de todos, fue la misma crisis lo que ayudó a Rayuela a mantenerse con vida. “El patacón nos mantuvo con vida, ya que la gente que cobraba en esa pseudo moneda no quería quedarse con ellos en la mano, por lo que entre otras cosas gastaban en libros. Eso fue lo que nos hizo mover y salir adelante”, recuerda su dueña.
Tras superar esa dura etapa, la librería volvió a resurgir. Su crecimiento le permitió en 2004 llevar adelante la ampliación de su local, dejando de ser así una pequeña tienda en la esquina para transformarse en lo que es en la actualidad, sin perder nunca su esencia ni la relación con sus clientes.
El rol social
Si hay algo que destaca a Rayuela es su relación con los lectores. Esta librería que en un principio iba a ser exclusivamente para chicos, hoy es un lugar de paso obligado para los amantes de los libros. No sólo por la enorme variedad de títulos que ofrece, sino por la relación que los propios trabajadores han entablado con sus clientes, sobre todo los niños.
Durante la primera parte del año, Rayuela transforma su fisonomía y se adapta al texto escolar. Esta librería es sinónimo de enseñanza y aprendizaje, por eso son los propios maestros los que recomiendan a los padres ir a buscar los manuales escolares y cualquier otro material infantil allí. Es, según su dueña, el momento que más gente va durante el año.
Sin embargo, lo más importante que tiene esta librería es el papel que cumple dentro de la sociedad como gran difusor de la cultura. Gracias a eventos como lecturas de libros para los más chicos, presentaciones de nuevos títulos, hasta encuentros con docentes de la ciudad y charlas con especialistas en la materia, Rayuela intenta ser un espacio de encuentro donde convive la pasión por la lectura y las relaciones sociales.
“Tenemos una relación afectiva muy grande con la gente, sobre todos los chicos que son los que se acercan a participar. El hecho que se metan de lleno en ese mundo de ficción que estás leyendo, y ver esas caritas únicas, me divierte y llena de placer y ternura”, dice María Rosa al respecto. “También organizamos meriendas literarias con los docentes, donde los invitamos a participar gratuitamente de charlas con referentes culturales y educativos, mientras tienen la oportunidad de tomar un café y comer algo. El objetivo es que puedan seguir desarrollándose para mejorar la calidad educativa de los chicos”, añade.
Un festejo único
“Rayuela nació como una librería a puertas abiertas, sentimos que teníamos que ser promotores de la cultura. Por eso decidimos hacer la suelta de libros en la ciudad”, subraya su dueña. Se refiere a la original celebración por los 25 años de Rayuela a partir de la cual se dejaron diferentes textos en plazas y parques de la ciudad, para que cualquier persona que pase por allí se los lleve.
Si bien María Rosa dice que no son los primeros en hacerlo, sostiene que quedaron contentos con la respuesta del público, quienes utilizaron las redes sociales para expresar su alegría por la posibilidad de tener un libro nuevo –recientemente editado- de forma totalmente gratuita. “El objetivo era que llegase a quien sea, siempre teniendo presente que se trata implícitamente de un juego al cual invitamos a cualquier persona a participar”.
“Tratamos de elegir distintos libros, entre literatura general, ciencia cercana a la gente (colección Ciencia que Ladra), interés general, autoayuda e infantiles. Intentamos abarcar un amplio abanico de gustos y lecturas posibles para que todos tengan la posibilidad de encontrarse con algo que les guste”, destaca.
Como parte de los festejos también se montó un stand en Plaza Italia, donde una multitud tuvo la oportunidad de dibujar su propia rayuela para dejar la tierra por un rato y disfrutar con los pies en el cielo.
El futuro
Siempre es lo más difícil de imaginar, aunque para una de sus dueñas hay algo claro: el libro no va a morir, va a seguir vigente. El avance y desarrollo de la tecnología no afectó en la venta de los libros, ya que si bien el balance comercial oscila según los vaivenes de la economía argentina, todavía son muchos los lectores que se reúsan a abandonar la sensación de tener un libro en la mano y experimentar el encuentro personal que se da con las palabras.
“Me imagino algo parecido a lo que es hoy, adaptada al contexto cultural y tecnológico, pero manteniendo su esencia. Quiero poder seguir yendo a la librería a leerles a los chicos, porque al fin y al cabo, de eso se trata Rayuela: placer, pasión, cultura, juego y alegría. Eso no va a cambiar nunca”, concluye.
Qué es Rayuela:
*Licenciado en Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata