Autoridades de supermercados nacionales dijeron que “no son formadores de precios”
Las fuertes críticas que recibieron los supermercadistas durante las últimas semanas por la disparada de precios que golpea de lleno al bolsillo de los ciudadanos, las autoridades de las principales marcas nacionales salieron al cruce y advirtieron que no tienen responsabilidad alguna por los altos costos que alcanzaron los productos en la actualidad.
Según lo advirtió éste miércoles en diálogo con Noticias Argentinas Fernando Aguirre, vocero de la Federación de Supermercados y Autoservicios (FASA), “los supermercados no son formadores de precios ni responsables de la inflación, por lo que comparar precios no va a resolver el problema de la suba en el costo de los alimentos”.
De este modo se excusaron ante las acusaciones que el propio ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, hizo al respecto. Cabe recordar que fue el mismo Gobierno quien los puso en el centro de los cuestionamientos por el valor de la carne, además de identificarlos como “el eslabón de la cadena comercial que suma presión inflacionaria”.
Sobre el tema Aguirre afirmó que “lamentablemente se está poniendo mucho énfasis en querer demostrar que es el supermercadismo el que culpable de la inflación en la Argentina, cosa que no es cierta para nada».Actualmente la FASA es la red comercial más grande y amplia del país, conformada por autoservicios, supermercados, hipermercados, cooperativas de consumo, agrupaciones de compras y cadenas regionales de capital argentino.
Por otra parte, Alberto Samid, vicepresidente del Mercado Central, denunció públicamente que en las últimas semanas las grandes cadenas de supermercados “se llevaron 200 mil millones de pesos, con la estampida de precios y la devaluación”.
«Ahí se hicieron los vivos los supermercados y se robaron 200.000 millones de pesos. Subieron los precios de carne, el pan y el azúcar, por ejemplo, que no tienen nada que ver con el dólar porque se producen con insumos locales», manifestó Samid.
Cabe recordar que Samid mantiene un conflicto de larga data con las grandes cadenas de comercios de Capital Federal y el Conurbano bonaerense, ya que en el Mercado Central los precios son hasta 70 por ciento más bajos.